jueves, 9 de junio de 2011

Marnie


El interés de Hitchcock por la psicología regresa en esta película. La historia de una cleptómana y las razones detrás de esta manía, conducen al espectador por una serie de relatos sórdidos nunca antes tan explícitos en películas anteriores del mismo autor; Marnie relata la vida de una joven ladrona con serios conflictos psicológicos que no tiene una razón aparente; el sueño se muestra como el vehículo por medio del cual se lograría explicar muchas de las actitudes de esta joven, reto que acepta gustoso Mark, quien de ahora en adelante actuará como su psiquiatra.
El tema de la doble identidad y la obsesión ha sido retomado con anterioridad por el autor en su película Vértigo; en ambas películas se nos muestra a una joven conflictiva que cambia de personalidad para poder sobrevivir en la sociedad, de la misma manera, aparece un hombre obsesivo que desempeña una función psiquiátrica para poderla ayudar con sus conflictos internos.
El elemento psicoanalítico es muy importante en ambas películas, sobre todo en esta, la única forma en que Marnie logre curarse y continuar con una vida normal es hablando de aquello que ha sido oculto en su subconsciente. El trauma del pasado es tan fuerte que los actos de Marnie son conducidos por el; el ser casi abusada por uno de los clientes de su madre y luego matar a su agresor, cambió por completo la vida de la joven: los golpes, las tormentas y color rojo son los únicos indicios que se presentan para poder solucionar el enigma, Mark, como “psiquiatra” de su esposa es el detective que debe encontrar la respuesta a la incógnita.
Asimismo, al igual que muchas de sus películas anteriores, Marnie conserva la estructura de una historia policial, donde primero se nos muestra el crimen, luego al detective y a los procedimientos que este sigue para resolverlo y por último, la resolución. La diferencia radica en el elemento psicoanalítico que le añade Hitchcock a la historia; la gran pregunta que se formula Mark es ¿por qué Marnie es una ladrona?, a partir de este momento se empiezan a desenvolver los acontecimientos que darán respuesta a esta pregunta, lo que Mark no esperaba era encontrarse con un pasado tan ominoso y oculto por el tiempo y la madre de Marnie.
La sexualidad femenina ha sido uno de los grandes tabues de la sociedad , el pudor, la decencia y la virtud son algunos de los grandes atributos de la mujer, los cuales deben ser conservados a toda costa. A pesar de ser una ladrona, Marnie conserva estos atributos, incluso prefiere la muerte a entregarse a un hombre; cuando su madre confiesa la verdad sobre su pasado le dice a la joven que ella estaba dispuesta a convertirla en una mujer decente, propósito que logra cumplir, a tal grado que le crea un trauma. La no necesidad de un hombre para vivir la empuja a los extremos, el hombre surge como una entidad demoniaca que amenaza con destruirlas.
De esta manera, en esta película es la primera vez que presenciamos el relato de una prostituta; la madre de Marnie vive cerca de puerto de Baltimore, donde se dedicaba a la prostitución con los marineros que llegaban al puerto. El acto sexual es silenciado, se insinúa levemente la regularidad con que se hacían las visitas de estos clientes, al mismo tiempo que se sugiere el abuso sexual que sufren los niños. Efectivamente ambos temas son muy fuertes, tanto que muchos críticos llegan a la conclusión de que esta es una de las razones que llevó a esta película al fracaso de taquilla en Estados Unidos.
Lo ominoso es presentado como uno de los más bajos instintos del ser humano, el deseo sexual se convierte en algunos casos en una enfermedad que perjudica a miles de personajes y victimiza a muchas otras sin importar su edad; este tema es totalmente contemporáneo y actual, razón por la cual consideramos que este autor abrió una nueva puerta al cine que se producirá posteriormente, donde el negocio sexual y el abuso a menores se produce en cualquier parte del mundo, convirtiéndose en material para muchas expresiones artísticas.
Lo ominoso nos muestra otra de sus caras, en esta película no existe un falso culpable como en muchas de las anteriores, la culpabilidad es transferida de otra manera. El pecado de la madre es transferido a la hija (al igual que el pecado original), la sexualidad se encuentra altamente penada en la concepción de Marnie, el pasado la perturba por medio de sus sueños, de sus fobias y su manía de robar; su madre es castigada con la cárcel y una cojera permanente. El grado de decencia que le enseña su madre es utilizado como un medio para prevenir que ella cometa sus mismos errores, sin embargo le trae una serie de dificultades en su vida adulta.
Lo curioso de esta película es que el castigo por sus crímenes (el de ambas) se ha cumplido parcialmente, y que por medio de un hombre Marnie (incluso se puede decir que su madre también) logra reivindicarse. Al resolver sus problemas psicológicos, Mark consigue que Marnie se convierta en una nueva mujer, las respuestas logran explicar su conducta al mismo tiempo que inicia un nuevo camino en su vida junto a su esposo. El hablar se convierte en uno de los medios por los cuales podemos resolver nuestros conflictos internos.
Sin lugar a dudas esta película se propone como una de las mejores de Hitchcock, el nivel intelectual, artístico y creativo del director se muestra en todo su apogeo en esta película, donde se vale de otras manifestaciones culturales como el psicoanálisis para mejorar el contenido de su producción cinematográfica.

Los pájaros

Lo irracional domina la historia de esta película. El ataque sin razón de los pájaros lleva al espectador a un nivel máximo de suspenso que no llega a solucionarse con el fin; sin lugar a dudas, la intención de Hitchcock fue causar una desazón aún mayor al público al decidir no proporcionarle un final explícito a la trama de la historia. Sin embargo, el desarrollo de la historia nos proporciona una serie de indicios que nos transporta a una lista de premisas falsas que buscan dar respuesta al ataque de los pájaros; una de ellas es la figura femenina como perturbadora del orden establecido.
Si nos remontamos a las películas anteriores recordaremos que una de las tesis que el autor desarrolla es la que todos tenemos algún pecado que nos ata a los acontecimientos que se exponen en la película. El falso culpable se convierte en el live motive que atrapa al espectador, lo transporta por los acontecimientos que desencadenarán el clímax y a la solución del conflicto. Este personaje vive en un mundo potencialmente peligroso, y es en este mundo donde los pájaros atacan a los humanos sin ser provocados.
De esta manera, podemos inferir que una de las posibles soluciones que proporcionar la película es la de Melanie como una perturbadora del orden. Las acciones del pasado la persiguen a los lugares que visita, no importa cuanto tiempo haya transcurrido o cuan lejos haya estado; Lidya y Mitch conocen lo que se rumora de ella, aunque sean simples especulaciones de los medios. No obstante, los ataques de los pájaros inician cuando ella llega a Bahía Bodega, siendo ella la primera en ser agredida por una gaviota. El personaje de la madre histérica en el restaurante es la primera en formular en voz alta esta acusación, es un pensamiento generalizado en el pequeño pueblo, pero nadie se había atrevido a decirlo.
Las tórtolas que Melanie lleva a casa de Mitch son una pequeña pista de esta hipótesis, al ser consideradas como pájaros del amor, se formulan como sugerencia del enamoramiento entre ambos personajes; este a su vez llega a perturbar la armonía de la casa de Lydia, la cual ve como una invasora a la joven y a considerarla un peligro eminente para ella. La posible salida de Mitch de la casa materna genera un conflicto silencioso entre ambas mujeres; sin embargo, las tórtolas permanecen juntas hasta el final de la película, donde ambas mujeres se unen y reconcilian: Lydia estrecha la mano de la joven mal herida que yace en sus brazos y la protege al igual que una hija.
Esta explicación resultaría conciliadora para el espectador que busca una respuesta al enigma que plantea la historia pero, es rebotada por el mismo autor de la película: cuando Mitch sale a la cochera por el auto de Melanie enciende la radio y escucha que los ataques se han producido en otras ciudades aledañas; esta noticia nos sugiere que los ataques organizados de los pájaros no se deben a la presencia de la joven en el pueblo, sin embargo no proporciona otra respuesta.
Otra de las hipótesis que se pueden inferir a partir de los acontecimientos es la de la culpabilidad general del ser humano. Por medio del personaje cómico del restaurante surge una nueva respuesta a estos eventos: nos encontramos en un Apocalipsis, donde la anciana ornitóloga asegura que si así fuera, no tendríamos la oportunidad para salvarnos. El egoísmo del ser humano no ha dejado prosperar a los demás seres vivos que habitan este planeta, por el contrario, se ha encargado de eliminar a muchos de ellos; entonces ¿por qué un grupo de estos animales no nos elimina antes que nosotros a ellos? Y ¿por qué no las inocentes aves que adornan nuestro cielo?
Un ornitólogo como la anciana de la película nos diría que esta idea es ridícula, los pájaros no tienen la suficiente inteligencia como para organizar un ataque, pero hemos sido testigos de como actúa el instinto de una animal, si se siente en peligro defiende su vida y la de su nicho; por lo tanto, también podríamos considerar que los pájaros han sentido esta amenaza y por ello han decidido proteger su vida y asegurar su existencia.
Ciertamente la respuesta no es sencilla y tal vez nunca la podremos saber, hoy en día existe una cantidad infinita de razones que pueden justificar esta conducta, más la intención del Hitchcock no fue esta, su interés fue la de perturbar la siquis humana por medio de un evento inexplicable, donde lo irracional predomina sobre el hommo sapiens sapiens, y el instinto lleva a sobreviviencia de unos cuantos.

jueves, 26 de mayo de 2011

Psicosis

Es imposible medir la gravedad de una enfermedad mental y mucho menos, cuantificar cuantas personas en el mundo sufren de una. Psicosis nos proporciona una nueva mirada al mundo privado de la mente humana; al mismo tiempo que nos plantea el terror sagrado que infunde el destino sobre cada uno de nosotros.
 

A partir de los planteamientos de Sigmun Freud, Hitchcock elabora una película en dónde expone lo ominoso de la vida síquica del individuo, no es hasta la mitad de la película en dónde por fin se nos muestra el verdadero protagonista de la historia; la falsa pantalla creada por Marion es solo un distractor que nos aleja de la trama, conduciéndonos por caminos menos truncados.
Marion es la antagonista de Norman Bates, un hombre solo y ermitaño que se encarga de atender un motel a las afueras del pueblo. El papel que desempeñará Marion en la película es de suma importancia, debido a que por medio de ella el autor expondrá el tema de la culpa original y el de las casualidades. El robo que comete la antagonista y el seguimiento de su historia, conduce al espectador por una falsa premisa, la cual, por medio de la “casualidad”, se topará con la premisa principal, la historia de un hombre sicótico. Cualquiera de nosotros hubiese pensado que tras el crimen Marion comenzaría a padecer de sicosis, la voces en off que se escuchan en la película, son parte de la culpabilidad que siente la mujer, provocando que tarde o temprano desembocara un final trágico que sin querer.
La muerte de la antagonista refleja la disputa silenciosa entre ella y el protagonista. Norman no había tenido ninguna dificultad en más de diez años que lleva viviendo solo, cuando “La madre” de Norman asesina a la joven, se desata una serie de acontecimientos que nos llevarán hasta el clímax: el descubrimiento de la enfermedad del joven, sus crímenes, y por último ( y los más importante), la posesión total del cuerpo de Norman por parte de su madre.
Las dos personalidades que viven en la mente de Norman, desatan una guerra sin cuartel, cuyo premio será el control total del cuerpo. Cuando el joven es capturado por la policía, hay un extenso monólogo de la madre, esta se encuentra segura de que es una víctima más, su maldad innata debe ser aplacada para que nadie sospeche su influencia sobre él, se mostrará a sí misma como una indefensa mujer que no capaz de matar ni siquiera a una mosca.
Además de la sicosis del protagonista, también de desarrolla otros de los temas freudianos: el complejo de Edipo. El sicológo que explica la declaración de Norman y su forma de actuar, en un momento asegura que Norman se sentía tan celoso de su madre, que llega a asesinarla junto con su novio; cuando la madre asesina a Marion, lo hace por que Norman supone que ella se siente igual de celosa con él. El amor, atracción y obsesión del protagonista hacia su madre inicia la sicosis y la guerra interna que culmina en la película. Norman no puede aceptar que otro hombre llene el vació en la vida de su madre y desvié su atención de él, por ello, la madre, tampoco puede aceptar que su hijo que sienta atraído o excitado por otra mujer que no sea ella, por eso elimina a todas las mujeres que suponen un peligro para ella.
La fascinación hacia lo morboso se encuentra muy plasmada en esta película, no sólo al mostrar el complejo de Edipo y la sicosis del protagonista, sino también en lo que concierne a la sexualidad y a la muerte. La película inicia en un motel, donde se lleva a cabo el amorío de Sam y Marion, asimismo, es un motel en donde es asesinada la joven, debido a los impulsos sexuales que despierta en el protagonista.
Respecto a la muerte, el protagonista se encuentra tan habituado a ella que incluso ya tiene un lugar para esconder la evidencia de sus crímenes. Por otra parte, si tomamos en consideración a la madre, veremos que la relación Tanatos y Eros se desarrolla alrededor de ella: es por amor que Norman la asesina, por amor roba su cadáver y lo conserva lo mejor que puede, por amor ella asesina a todo aquel que amenace su seguridad y por amor a ella Norman no la puede abandonar ni sacar de su cabeza. El amor se encuentra rodeado por el velo de la muerte, incluso llega a rebasarla y continúa en el más allá.
Por último, analizaremos la figura de la mente humana como una trampa inaludible. Cuando Norman conversa con Marion menciona que “todos tenemos nuestra trampa privada... yo nací en la mía...”. En el caso de Marion, ella acepta que cayó en una trampa y decide salir de ella lo más pronto posible, sin embargo, sus planes se frustran debido a la trampa en la que la casualidad la hizo caer. La muerte surge como una forma de ajusticiamiento, como sabemos, Hitchcock considera que todos tenemos un pecado por el cual pagar y que a su vez, nos ata a una serie de acontecimientos conducidos por el azar; Marion cae en la trampa de la Muerte, su desesperación la lleva a robar el dinero de su jefe, este robo a su vez la lleva a escapar hasta finalmente llegar a las manos de su ajusticiador.
En el caso de Norman, la trampa en que nació es precisamente la que su mente le ha impuesto. El no poder desprenderse de la presencia y dominio de su madre lo lleva al delirio y a la asimilación de su figura. La guerra interna de identidades desemboca finalmente a la victoria de la personalidad dominante, la señora Bates se impone sobre su hijo, como una especie de invasora que se protege de mundo utilizando un cuerpo que no le pertenece.

lunes, 23 de mayo de 2011

Vértigo

La preocupación por el estado interno de las personas atrae a miles de personas en todo el mundo; al igual que el interés por conocer la vida privada de los demás, el conocer el estado síquico del otro justifica la tertulia de varios amigos durante las tardes desocupadas.
 En esta película se nos presenta una nueva noción de los personajes. Por primera vez nos enfrentamos a los temores de un hombre; la acrofobia de Scottie desencadenará una serie de sucesos irreversibles, los cuales, jugarán con la conciencia del espectador con respecto a lo que está presenciando a través de esta nueva ventana.
El primerísimo plano que aparece al inicio de la película, nos proporciona un enfoque sobre la enfermedad que aquejará y decidirá la vida del protagonista. El efecto de rotación en el ojo, es el mismo que se maneja cuando Scottie sufre de uno de sus episodios de vértigo; el manejo de la cámara en estas escenas es espectacular e impactante, logra reproducir y producir al espectador la sensación de vértigo y angustia que experimenta el personaje en esos momentos.
Después de ver caer a su compañero del techo, John decide retirarse de la policía. Midge, su amiga, le asegura que la única forma de curar el vértigo es experimentando un impacto emocional tan fuerte como el que se lo provocó. Conforme se desarrolla la historia, pareciera que la idea de la fobia del protagonista es delegada a un segundo plano, el autor nos lleva por la vertiginosa historia de amor y muerte que envuelve a Carlotta Valdés y a Madeleine Elster.
Al convertirse en el detective privado de Gavin Elster, John (Scottie) sin querer se ve envuelto en un complot  en contra de la verdadera esposa de Elster, pero no es hasta el final del clímax cuando, tanto él como nosotros, nos percatamos de esto.
Scottie desempeña el papel de un sicólogo que analiza los sueños del Madeleine, tratando de encontrar una respuesta satisfactoria a su forma de actuar y a la supuesta “posesión” que sufre; cuando esta “muere”, el propio John comienza a sufrir estos sueños, los cuales, junto con la melancolía y la culpabilidad, lo sumergen en las fangosas lagunas de su mente.
En esta película, se nos muestra un juego de identidades. Los personajes se caracterizan por su perturbación: Judy sufre las consecuencias de su pasado y John, su vértigo. La doble identidad de Judy y su participación en el crimen, la llevan a aceptar los cambios que le va imponiendo Jonh hacia al final de la historia; la obsesión del protagonista lo hace resucitar a un fantasma, llevándolo sin querer, a resolver el misterioso parecido de la joven con Madeleine y, en última instancia, a curar su fobia.
El pasado del protagonista lo convierte en el indicado para convertirse en el cómplice de un crimen. Sin sospechar nada, tanto él como nosotros, partimos del hecho de que la joven que conocemos como Madeleine es en realidad la esposa de Elster. Esta mala premisa no conduce por una historia secundaria de amor; “La triste Carlotta” emerge como la justificación necesaria para atar a John como testigo del suicidio –homicidio que comete Gavin. Al mismo tiempo, por medio de ella se desarrolla la relación amorosa obsesiva de Scottie con Judy.
La película desarrolla una serie de elementos sicoanalícos que conducirán al espectador a una serie de interpretaciones erradas. Estas interpretaciones servirán a su vez como el vehículo por el cual se mantendrá el suspenso a lo largo de la película. Los giros dramáticos son efectivos, el espectador jamás sospecharía de un crimen ni tampoco del trágico final.
Esta es la primera película en la que vemos la ejecución del crimen perfecto. Debido al colapso nervioso que sufre el protagonista, nuca sospecharíamos del juego de identidades que tramó Elster, y la participación de Judy en este. El asesino no es capturado cuando John logra resolver el crimen, en su lugar, Judy, como cómplice, debe pagar su equivocación con la muerte.
La fascinación por lo morboso conduce los pasos del detective, el amor y la muerte lo guían hasta el final. Judy, como antagonista, logra curar con su muerte el vértigo de Scottie. El collar del Carlotta se vuelve la pieza clave del rompezacabezas, su obsesión con la pintura y con Madeleine, lo lleva a asociarlo con Judy; sin el collar el protagonista nunca habría logrado descifrar el enigma. A pesar del amor que siente hacia la joven, el detective no logra hacer un lado el enojo y el resentimiento, fue partícipe ciego de un homicidio y la mujer que ama es una sombra.


viernes, 20 de mayo de 2011

El hombre equivocado

            La vida real proporciona al escritor el material suficiente para crear una extraordinaria obra maestra. Para realizar esta película, Hitchcock se valió del increíble hecho acaecido a un hombre de la época, al cual culpan de un crimen que no cometió.
Christopher Balestero es un jefe de familiar comprometido, amoroso y responsable, por mera casualidad del destino, es confundido con un famoso ladrón de los alrededores de la ciudad. Desde el inicio de la película, Hitchcock nos muestra la religiosidad del personaje, cuya vida depende del azar del destino y la interferencia de Dios en ella.
La noción de libertad que se nos proporciona el autor es la de una libertad sujeta a las vueltas del destino, el azar. El único defecto que tiene el protagonista es el de apostar. Este apostador no pierde todo su dinero en una carrera de caballos, invierte solo aquello que “le sobra” en su bolsillo. Este pecado menor es lo que lo atará al final a la culpabilidad que le ameritan.
 A pesar de las necesidades económicas que tiene su familia, Manny se mantiene como un personaje íntegro y virtuoso, su estado financiero lo coloca como el hombre ideal para cometer un crimen por desesperación. Su vida de apostador lo ata al azar, la libertad se convierte en un bien necesario por conveniencia de su familia y en última instancia, la propia.
La libertad es tan frágil como una mota del algodón, cualquier cosa puede dañarla o hacerla desaparecer, en el caso de Manny, el azar lo ha puesto en camino equivocado donde solamente Dios puede interceder por él, por ello, su madre le pide que rece con más fervor para que todo el mal entendido se esclarezca, no es hasta entonces cuando se ejecuta el verdadero milagro que tanto se esperaba.
El lenguaje cinematográfico que se maneja en esta película es isocrónico. Algunos de los eventos que se muestran en las escenas toman el mismo tiempo que se llevaría en la vida real; un ejemplo del manejo de este tiempo “real” es en la escena en donde se lleva a cabo el interrogatorio a Manny, sobre todo cuando escribe la nota que le piden los detectives; el escribir esta nota le toma el mismo tiempo que le tomaría a cualquier persona escribirla en la vida real.
A pesar de que esta película es un drama, Hitchcock sigue desarrollando los mismos tópicos que lo han distinguido en la vida del cine. El tema del falso culpable se maneja con audacia; la tensión dramática de la película recae en el hecho de que conocemos solamente lo que el protagonista sabe, los datos extras que logran explicar la tragedia familiar, son reservados para el desenlace de la historia, donde son utilizados como una especie de respuesta a las plegarias de Manny y su familia; el atrapar por mera casualidad al verdadero culpable redime a Christopher de su desgracia, pero no le devuelve la salud mental del su esposa.
El enloquecimiento de Rose es una estrategia que emplea el autor para divulgar su hipótesis de una forma más explicita. El tema que el individuo vive rodeado de un mundo peligroso que lo acecha, es retomado nuevamente en esta película. Rose está convencida de que existe algo (o alguien) que conspira en contra de ellos; lo ominoso que atenta contra su familia la hace considerar encerrarse en la casa para poder protegerlos. Finalmente, es tanta la tensión que sufre que opta por encerrarse en su propia mente y evidenciar la peligrosidad del mundo por medio de sus palabras.
El loco nunca miente, Rose primero duda, luego desconfía hasta llegar a enloquecer. Si la fe es la que redime a Manny de su sino desventurado, Dios no podía efectuar un segundo milagro en Rose; solo el tiempo podría encargarse de cerrar las hondas heridas que dejó en su alma la incriminación de un hombre equivocado.

lunes, 16 de mayo de 2011

La ventana indiscreta


Muchos de nosotros no hemos logrado escapar de ver cosas que se supone no debemos presenciar. Al igual que Jeff, hemos sido testigos de escenas privadas y en ocasiones escandalosas que en alguna medida nos ha traído una serie de problemas o dificultades.
La noción de espectador que nos trasmita Hitchcock en esta película es muy interesante, incluso hasta peligrosa. El ser testigo de un evento nos puede hacer cómplices de él o, sufrir las repercusiones por saber demasiado del  tema. A lo largo de toda su producción cinematográfica, el autor nos ha proporcionado una noción de espectador similar a la del mirón indiscreto; las persianas que se abren al inicio de la película, abren  nuestra perspectiva a un nuevo mundo desconocido, las ventanas son los ojos de la casa, el paso al mundo interior del individuo, al alma y al subconsciente.
La pierna rota del protagonista y su incapacidad de desplazarse, lo restringe a permanecer lejos de la acción trágica de sus fotografías. Abrumado por la estáticidad de su condición, se distrae mirando hacia fuera de su apartamento,  espiando la vida privada de sus vecinos. Stella le advierte de la peligrosidad de este hobby, el mirar lo prohibido puede incluso llevarlo a la cárcel; sin embargo Jeff no logra desprenderse de su nuevo vicio, sigue mirando las escenas cotidianas de sus vecinos, hasta que finalmente se convierte en el testigo de un posible asesinato.
Los pocos minutos que se queda dormido lo incapacitan de asegurar el asesinato, por medio de sus declaraciones va envolviendo en la trama a Lisa y a Stella, las únicas que llegan a creer en un posible crimen. No obstante, el detective Doyle al no tener las pruebas suficientes, salvo la declaración de un mirón indiscreto, deja de lado las investigaciones, pues la evidencia apunta a que no se ha cometido ninguna trasgresión.
Nosotros como espectadores contamos con la información que maneja el protagonista, no somos capaces de ver más allá de lo que se puede apreciar a través de la ventana de Jeff; de esta manera, nos hemos convertidos en cómplices de este voyerista, disfrutamos de las escenas íntimas de los vecinos, no reímos con los actos de La señorita torso, y lloramos la actitud de Corazón solitario. No podemos ver si en realidad Lars Thorwald asesinó a su esposa, vemos salir a una mujer muy parecida a ella del departamento, pero jamás vemos su rostro.
Esta incapacidad que sufrimos, nos hace pensar que en realidad estamos sospechando de cosas incomprobables, que tal vez no exista ningún crimen, y que hemos caído en la necesidad de buscar la emoción en los lugares más cotidianos. El mirar significa contemplar el panorama, nos abre la puerta a un nuevo conocimiento; nuestro ojos son el vehículo que nos trasporta a nuevos mundos, incluso inimaginables.
Hitchcock nos convierte en cómplices de Jeff y su afición. El concepto de cine que nos proporciona es la de mirar cosas que por algún motivo nos está vedado. La insistencia de seguir mirando e indagando pone en riesgo nuestra propia vida e incluso, la de las personas más cercanas a nosotros; pero, como seres humanos sentimos la necesidad de conocer más allá de lo que nuestro ojos ven, llevándonos por el peligroso camino del conocimiento.
La muerte del perro se convierte en el segundo indicio de la culpabilidad del antagonista, es el único de los vecinos que no sale a mirar tras escuchar las quejas de la dueña. El perro debe morir pues al igual que Jeff, ha desenterrado la evidencia que podrá incriminarlo
 El crimen perfecto se ve frustrado por la indiscreción de un vecino. Cuando Thorwald cae en el supuesto chantaje del personaje anónimo y luego va al departamento de Jeff, acepta tácitamente la culpabilidad del crimen.
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La escena donde Jeff utiliza el flash de la cámara para cegar al Thorwald es muy significativa: la incapacidad de mirar su objetivo lo imposibilita de poder acabar con él y salir airoso de su delito. La pierna rota del protagonista apunta a que el asesino podrá acabar con el único testigo del asesinato. Sin embargo, este no toma en cuenta la capacidad visual de las ventanas, desde dónde la policía es capaz de observar la pelea.
Al contrastar la primera escena con la última, podemos observar un cambio significativo e irónico en la actitud del protagonista: las persianas que se abren al principio ahora se cierran, dejando a fuera la tribulación de la ciudad y del vecindario; Jeff, ahora con las dos piernas rotas, mira hacia el interior de su departamento, dándole la espalda a los nuevos sucesos de la vida privada de sus vecinos; la amargura que sentía al principio se ha disipado, dejando en su lugar una sonrisa de satisfacción y felicidad.
Sin lugar a dudas, el observar la propia vida deja una satisfacción indescriptible en el individuo; el mirar hacia a fuera genera una serie de conflictos inmanejables. Jeff enmienda sus problemas amorosos logrando así una realización personal. Sin embargo, el mirar hacia fuera hizo capaz la captura de un asesino y que este pagara su delito, situación que no podría haberse resuelto sin la ayuda de un mirón indiscreto.

sábado, 30 de abril de 2011

Con M de Muerte

Esta película representa el inicio de un nuevo periodo en la producción cinematográfica de Hitchcock. Aún preserva en su estructura el tratamiento de ciertos temas que caracterizan a este director, como lo es el tópico del crimen perfecto.
Al igual que en muchas de sus películas anteriores, Con M de Muerte parte de una gran adivinanza ¿Cómo se llevó a cabo el crimen  y quién es el criminal?; alrededor de la cual, se llevará a cabo el desarrollo de la trama. Sin embargo, esta adivinanza no se propone como tal ante el espectador, debido a la estrategia empleada en el uso de la cámara, la cual, lo coloca como “testigo ocular” de los acontecimientos del crimen; el enigma se restringe a los personajes y al detective que trata de resolverlo.
La cámara produce el efecto del espectador cercano; se coloca los acontecimientos de la historia como si fuera una obra de teatro, dónde la barrera invisible de la cuarta pared es la única que nos separa de la acción de la obra. Las estrategias de la cámara son empleadas en momentos claves en el desarrollo de la trama; por ejemplo, el contrapicado es utilizado en la escena larga donde Tony le explica a Swan los detalles de su plan perfecto para asesinar a Margot.
El plano americano es uno de los más utilizados en la película, constantemente se enfatiza  el torso de los personajes, principalmente para observar sus reacciones ante la investigación y resolución del misterio; asimismo, es utilizado en el desarrollo del clímax, para generar más tensión en el espectador.
El tratamiento del tema del Crimen Perfecto regresa en esta película; en este sentido, se empata con dos de sus predecesoras La Soga y Extraños en un tren. Tony, al igual que Brandon y Bruno, cree en la ejecución de un crimen que no podrá ser resuelto por los detectives y los dejará libres de todo cargo. A diferencia de Guy, Tony decide realizar el deseo de asesinar a su esposa, para ello se vale del chantaje de un segundo personaje, el cómplice que no podrá librarse de la transferencia de la culpa, debido a que carga con una serie de crímenes “menores” y un historial delictivo en la policía.
Tony ve realizado su deseo de cobrar la infidelidad de su esposa. Mark, el amante, es la pieza clave que permitirá la concepción de tal plan, no solo por su condición amorosa, sino también, debido a que es  autor de novelas de asesinato. Por medio de él, Hitchcock inserta una vez más el tema de la ficción versus la realidad, el mundo del crimen y de la novela policial.
El contraste de la ficción y la realidad golpea nuevamente al ejecutor del crimen. Mark le advierte a Tony sobre el peligro de la ficción en el mundo real, en el papel queda muy bien escritos los crímenes, sin sospechosos ni resolución, en la vida real no se cuenta con los imprevistos que echarán abajo el crimen perfecto; en este caso, Mark no toma en cuenta que todo el mundo debe cargar una llave en su bolsillo, esto permite que el inspector Hubbart elabore otra tesis con respecto a las evidencias que culpan a Margot.
La noche surge nuevamente como el espacio promisorio para la realización del crimen; su manto lo encubre y protege, las cuatro paredes de la casa y el espacio privado se postulan como sus facilitadores. Ambos espacios reflejan la peligrosidad y el miedo que sienten los personajes en medio de la soledad y lo oscuridad; durante la noche se lleva a cabo el planeamiento del asesinato, nadie podrá testificar que Swan y Mark se encontraron un día antes del intento de homicidio, las paredes los protegen y custodian; el espectador es el testigo mudo que no podrá ayudar en la resolución del crimen.
Por otra parte, se incluye en esta película el elemento cómico. Mark es escritor de novelas policiales; sin querer resuelve la gran adivinanza de la historia, dejando a Tony pasmado ante la reconstrucción que elabora de la escena. Se inserta al mismo la figura del inspector Hubbart que, al igual que Sherlock Holmes recurre a su inteligencia y audacia para encarcelar al verdadero culpable. Al criminal no le queda otra cosa que brindar por el éxito del detective y el fracaso de su plan.